Entre la vida y la muerte

Entre la vida y la muerte se desarrolla una obra de teatro donde todo tiene un propósito, aunque no seamos conscientes.

Para la mayoría de nosotros esta gran representación de la vida es algo inconsciente, donde o bien creemos ser títeres de un Dios cruel que nos castiga o por el contrario creemos ser tan poderosos que pensamos que todo está en nuestras manos.

Para algunos de los artistas de este espectáculo llamado vida, existe la fortuna de que suceda algo en su biografía, (la mayoría de las veces doloroso), que les abre el telón del conocimiento. Entonces sucede la magia: empiezas a ver piezas que encajan, situaciones y cosas que cobran sentido, luces que se encienden para poder ver la oscuridad de la ignorancia. Aparece un sentimiento diferente que te lleva a confiar en lo que está sucediendo, aunque no sea lo que te gustaría.



Hemos dejado que un mundo de ruido, caos y velocidad vertiginosa nos arroye, dando lugar a dos tipos de intérpretes. Unos hundidos en la resignación como medio de vida y otros furiosos cada vez que suceden situaciones difíciles. Sin darnos cuenta que nos han dado herramientas para representar esta gran obra llamadas emociones, pero que no sabemos manejar porque venían sin instrucciones y requiere un esfuerzo por nuestra parte en mirar hacia dentro y no hacia fuera dónde vivimos la mayor parte del tiempo

Nos pasamos la vida pulsando teclas fuera que nos produzcan felicidad instantánea y no somos conscientes de que la tecla que hace eureka está en un camino opuesto, se oculta dentro. La diferencia entre ser un actor/actriz mediocre o admirable está en ser capaz de mirar dentro y no solo fuera, dejarse sentir para poder dar espacio a que las emociones se expresen como herramientas, para poder hacer de la vida tu gran obra maestra.

Aprender a localizar emociones y sensaciones en el cuerpo es la gran medicina de hoy en día, para no dejar que la velocidad de este mundo nos arrastre. Cada vez son más las personas alexitimias, con dificultad para sentir, reconocer y expresar emociones. Hemos caído en la trampa de creernos más eficaces y productivos utilizando solo los cinco sentidos que recogen información fuera cuando la realidad y la ciencia dicen que son los dos sentidos internos los que más le interesan al cerebro porque te hacen crecer emocionalmente dándote la capacidad de gestionar y tomar decisiones mas sabias.

Y que más da que pasen los años y se acerque la gran temida muerte, algo a lo que todos tenemos miedo puesto que hasta Jesucristo pidió ayuda a su padre entes de morir. Quizás esa gran emoción sea el miedo primario con el cual podamos comenzar a dejarnos sentir para culminar una gran vida.

Paz y bien

Silvia