Soñé, soñé y soñé tanto …que hace un año que nació ese sueño en forma de bosque con la humilde intención de ayudar a trasformar a personas en su mejor versión, partiendo de mi propia experiencia a través del yoga y como esta disciplina milenaria había sacado la parte más bonita de Silvia.
Tener unas raíces profundas es fundamental para no derrumbarse ante la vida y en nuestro bosque esas raíces las formamos tod@s los que hacemos posible este sueño siendo el yoga ese micelio o red de comunicación que nos otorga nutrición espiritual, crecimiento y evolución.
Ha sido un año maravilloso lleno de esperanza, ilusión y aprendizaje donde la que más ha recibido he sido yo de cada uno de vosotros/as ayudándome a evolucionar. Cada encuentro en nuestro bosque ha sido una lección de la que estoy inmensamente agradecida. Algunos momentos intensos como nuestro final de curso con abrazos y mascarillas, con lágrimas de emoción y agradecimiento. Viendo como habéis crecido y no hablo de vuestros avances físicos en la esterilla, sino de esos cambios que nacen al plantar el yoga en tu vida. Alumnas que se convierten en profesoras y personas que se convierten en familia de bosque.
Pocos son los buscadores que tienen la tenacidad de perseverar en un camino y yo he tenido la fortuna de tener mi bosque lleno de grandes almas que hicieron posible colgar el cartel de lleno, en un año tan complicado y atípico como ha sido este 2021. Gracias por estar en mi camino y por ser un buscador/a. Gracias por ayudarme a ver crecer este sueño.
Doy las gracias al primer año vivido en nuestro bosque y poso mi mirada ahora en el próximo curso 2021/22. Me siento feliz de ver que florecen semillas nuevas, dando olores, y colores diferentes a este sueño, pero siempre con nuestra esencia de poder sentir el cielo aquí en la tierra en nuestra sala.
Todo esto no habría sido igual sin la presencia de Encina, nuestra profesora de Hatha yoga con ese nombre tan representativo de nuestro bosque, ha sido un regalo del cielo aportando luz, fuerza y sensibilidad a nuestra sala. También ha sido maravilloso el reencuentro y la presencia de Loreto, nuestra maestra de reiki y profesora de sanación a través de la visualización.
Nuestro segundo año comienza con nuevas almas llenas de luz y cualidades que harán más frondoso nuestro bosque como nuestra querida Mayka, Eva, Carlota, María y todos aquellos seres que quieran compartir llenando de vida y sueños “EL BOSQUE DE SILVIA”.
Hace un año abrimos la puerta sin poder celebrar juntos la inauguración debido a una pandemia. Hoy un año después no encuentro una manera mejor de celebrarlo que plantando un nuevo árbol de nuestro hayedo aquí, donde nacieron las primeras semillas de yoga.
PAZ Y BIEN