Esta sala nace como un anhelo profundo de mi alma en forma de semilla que poco a poco la vida se ha encargado de que florezca.
Han sido muchos los años que han pasado y muchas las cicatrices marcadas en mi piel desde que mis labios pronunciaron por primera vez con palabras “el cielo aquí en la tierra” soñando despierta con un alma hermana, amiga, familia. De ahí nació la semilla y la vida se encargó de labrar la tierra, mis circunstancias personales, para llevarme hasta el Hayedo de Esles, un lugar donde sentir la paz del cielo en la tierra, donde encontrar el amor, donde cumplir un sueño.
Lo más importante es recordar que la sala de yoga es para mucha gente un santuario, un refugio, un espacio sagrado; TRÁTALA ASÍ, se consciente de cómo entras, cómo te mueves por el espacio y cómo sales de la sala. Piensa que tu yoga empieza en la esterilla, pero se traslada a tu vida. Gran parte de su práctica es cultivar tu consciencia.
